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SER ESPAÑA,
el porqué
Antes, una reflexión.
Sí, antes de entrar directamente al tema, a la propuesta de emular a este
país desde la importancia que tiene como referente en el panorama turístico
mundial, queremos significar que lo hacemos estrictamente desde ese costado,
el del turismo.
En los días que corren, abundan las noticias referidas a la severidad de la
acción de las autoridades migratorias españolas con respecto a la situación
de los ilegales, núcleo en el que por supuesto, se encuentran miles de
compatriotas. Cuesta creer cómo, una comunidad puede ser ejemplo positivo
como en el caso que vamos a desarrollar en este capítulo y esa misma
comunidad, puede actuar de manera tan hostil con los inmigrantes de hoy,
olvidando de un plumazo, que ellos mismos, los españoles, fueron los
inmigrantes de ayer nomás. Ha transcurrido poco más de medio siglo desde el
momento histórico en que los barcos llegaban cargados de españoles -entre
otros-, a nuestras costas, huyendo de la guerra y el hambre. Parece que no
recuerdan o lo que es peor, que sus mayores no les han trasmitido la verdad:
en América fueron recibidos con los brazos abiertos; en este continente
pudieron trabajar, comer y vivir en paz. Los sudamericanos no tuvimos nada
que ver con las guerras mundiales y mucho menos con la guerra civil
española; los españoles, por el sólo hecho de formar parte del primer mundo,
no pueden esgrimir el mismo argumento con respecto a las causas que
determinan la actual emigración de nuestra gente.
Quizás no sea pertinente este comentario en el contexto de un libro sobre
turismo; de cualquier manera lo quisimos reflejar por varios motivos: en
primer lugar, porque por nuestras venas corre sangre española y también,
porque con la misma objetividad que dedicamos uno de los principales
capítulos de este trabajo a destacar y sugerir que emulemos a los españoles
por lo que han hecho y hacen en materia turística, nos sentimos con la
autoridad moral como para reflexionar como lo hacemos.
Ahora sí: Ser España.
Cuando los hispano-parlantes de América Latina observamos el planisferio y
enfocamos nuestra mirada hacia Europa, vemos que España, más allá del idioma
y connotaciones históricas, simplemente por su ubicación geográfica es, sin
duda, la puerta de entrada por excelencia al continente europeo del flujo
turístico que se genera desde esta región. Pero España es, además, un
destino turístico de primer nivel por sí mismo; escala muy utilizada también
para extensiones al continente asiático y al africano; es además , por sobre
todo, el principal promotor y gestor del movimiento turístico desde
Latinoamérica hacia el hemisferio norte.
Si colocamos el mapa de las tres Américas en forma invertida -como se
muestra en la tapa-, a primera vista nos encontramos que Uruguay, no sólo no
es la puerta de entrada, es claramente lo opuesto. Ante estos contundentes
datos de la realidad, cabría preguntarse por qué cuando hablamos de “Ser
España”, decimos que nuestro país puede serlo.
Hay varias respuestas a esa pregunta, se nos ocurre que la más contundente,
la más convincente es: porque supone ocupar un lugar que está vacante y
desde el cual, podemos cambiar, no sólo la realidad del turismo de la
región, cambiaríamos seguramente, el destino de nuestra economía y con ello,
el de nuestra gente.
Veamos entonces, en exacta contraposición con la realidad española, cómo
estamos.
Los puntos son:
a) Somos destino turístico independiente.
b) Somos la puerta de entrada al Mercosur del turismo internacional.
c) Somos escala para extensiones al resto de América del Sur.
d) Somos promotores y gestores del movimiento turístico internacional hacia
el Mercosur.
La realidad indica que:
a) Destino turístico independiente. Con nuestra actual infraestructura,
mentalidad y demás condicionantes, apenas lo somos para los argentinos en
verano, para los brasileños a fin de año y en los feriados largos, para una
mínima porción de chilenos y paraguayos en verano, por pocas horas para los
cruceros de ultramar y, muy poca cosa más. Si obtenemos el nuevo producto
-al que apunta este libro- podremos ser para el mercado regional, un destino
de altísimo nivel y por ende, de los más visitados. Para el mercado
internacional, primero debemos conformar el nuevo producto, convertirnos en
gestores, coordinadores regionales, insertarnos como subproducto mercosureño
y allí sí, incrementaremos sin duda, los resultados. Solos, a lo máximo que
podemos aspirar es a mejorar los ingresos desde la región. Insertados en el
destino Mercosur, nos veremos beneficiados, notoriamente, por los reflejos
del crecimiento macro de la región.
b) Puerta de entrada del Mercosur. Actualmente no lo somos. Para
convertirnos en tales, no alcanza con la intención, debemos convencernos
primero de la idea, trabajar arduamente en la misma, crear las
condicionantes y finalmente, los dos pasos decisivos: 1) Una inteligente y
audaz gestión diplomática. 2) Inversión.
Veamos entonces el punto Nº 1- Nuestra condición de estado pequeño, de
pueblo culto, hospitalario, nos ha generado en la comunidad latinoamericana
y más aún, en la regional, una imagen de simpatía, quizás de predilección,
similar a la profesada a los hermanos menores de la familia. Esa condición,
facilita que cualquier iniciativa presentada por nosotros, siempre que se
trate de beneficiar los intereses regionales, aun a sabiendas que seríamos
los primeros directos beneficiados, no despertaría rechazo en Argentina y
tampoco en Brasil; el otro miembro pleno, Paraguay, la apoyaría desde su
tradicional hermandad. Debemos llegar a la negociación con el plan
absolutamente desarrollado y listo para ser puesto en práctica. Lo delicado
que una toma de posición como ésta supone, hace que no se deba dejar nada
librado al azar y mucho menos a complejas deliberaciones.
Veamos ahora, el punto Nº 2. Si bien en el punto anterior hablamos de las
ventajas con las que contaríamos eventualmente en las negociaciones,
inexorablemente habrá de llegarse a una instancia en la cual deberá
analizarse las posibilidades reales que tendría nuestro país para ocupar esa
posición. El “as en la manga” debe ser la contundencia del planteo en este
rubro, la idea es la propuesta al bloque, muy precisa. Veámosla:
Estructurar, diagramar, un Manual Prototipo que reúna la totalidad de la
oferta del Destino Turístico Mercosur, para el mercado internacional. Todos
los servicios, todas las informaciones, todos los mapas, todos los
itinerarios y paquetes posibles. Para que se entienda mejor, nuestro país
sería además, el Estado Operador y como tal, debe asumir no solamente la
coordinación y promoción, debe ser gestor y para ello es, quien debe
invertir.
Material. Deben editarse manuales, folletos y todo lo que implique a los
sistemas audiovisuales.
Promoción. Viajes, estadías, stands, inscripciones, a su cargo.
Transporte aéreo. Punto vital. La línea de bandera nacional como
transportador oficial del pool (la reconversión de la aerolínea se sugiere
en el capítulo correspondiente).
Puede pensarse en primera instancia que este planteo termina siendo “mas
realista que el Rey”; decimos que estamos hablando de negocios con fines de
lucro, no se trata de beneficencia ni de solidaridad; ocurre que hasta
ahora, nadie había osado aventurar semejante protagonismo de nuestro país,
quizás estos sean los puntos que contienen la más alta apuesta a la utopía.
Deliberadamente no están incluidos en el detalle anterior dos rubros
importantes en lo que respecta a inversiones, que deben ser tenidos en
cuenta, pues necesariamente, deberá apelarse a ellos: Publicidad y Tours de
familiarización. Aquí, la inversión deberá ser prorrateada proporcionalmente
a cada participante del pool.
c) Uruguay como escala para el resto de los países sudamericanos. La idea no
pasa por constituirnos en referencia obligada para el mercado internacional.
Por ejemplo, cuando desde América del Sur queremos ir a Japón o China, bien
podemos hacerlo vía Estados Unidos. Es un dato de la realidad que casi todos
los operadores españoles, incluyen en su oferta, en sus manuales, estos
destinos. Pues bien, la contraposición sería: tenemos turistas que optaron
por nuestra oferta Mercosur, van a llegar a nuestra región, pero también
quisieran conocer Cuzco y Machu Picchu o Las Galápagos, Isla de Pascua, el
Caribe Colombiano o el Lago Titicaca; elaboremos entonces paquetes
atractivos que incluyan estos destinos.
d) Uruguay como promotor y gestor del movimiento turístico del mercado
internacional hacia el Mercosur. Es la base de esta propuesta. A diferencia
de lo que ocurriría con una mirada superficial a lo que supone la
contraposición con respecto a la gestión de los operadores españoles,
nuestra tarea estaría orientada hacia un universo más amplio. El objetivo es
promover y gestionar el movimiento hacia el Destino Turístico Mercosur de
todo el mercado extra regional. Debemos tener a nuestro cargo esa tarea por
dos motivos fundamentales: 1) porque es la forma de asegurarnos la mejor
posibilidad de incluir nuestro territorio como posible destino y 2) porque
la simple operación, supone un lucro que permitirá recuperar, por lo menos
en parte, la inversión.
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